A fin de producir tomates que sean de buen tamaño, sabor, y con una larga vida de anaquel, científicos británicos han exitosamente modificado un gen que demora la madurez de los frutos sin que afecte el tamaño o color.
Estos tomates genéticamente modificados, descritos en una investigación publicada en julio en la revista académica Nature Biotechnology, no mostraron ninguna evidencia de madurez acelerada. Catorce días después de la cosecha no se detectó ninguna evidencia de sobre maduración como la piel arrugada en comparación con los frutos de plantas no modificadas.